Patronos Ausentes
Esta semana fue publicada la convocatoria Jóvenes Creadores, uno de lo programas más solicitados y criticados del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA). Y ya se han dejado escuchar los chistes pertinentes que, como es habitual, giran en torno a la irónica relación de los artistas mexicanos con el dinero. Si bien artistas establecidos y emergentes reconocen que haber recibido el estímulo les permitió mejorar sus procesos de producción significativamente, también es cierto que muchos de ellos lo han hecho sin recibir éste u otro apoyo estatal. Aunque nunca solos.
Por ahí en internet leí que si pides una beca del FONCA/Conaculta Ya no eres Ayotzinapa. Es muy sintomático cómo algunos señalan la incoherencia de accionar proyectos
críticos si son financiados por la autoridad. Nuestra lógica de padre e hijos con el Estado traduce los fondos públicos a dinero del gobierno, a los artistas en mendigos y al público en números escuetos.
Meses antes de que Te vendiste/Tienes envidia se intercambien entre unos y otros (donde unos se sacaron la beca y otros no) me parece relevante mencionar el origen del
dinero en la transacción en cuestión, es decir, el consenso que existe en la sociedad contribuyente sobre la importancia de la animación cultural en el gasto público. En otras
palabras: al escenario cultural no le sobran oportunidades. Los recursos deben irrigarse de nuevo en la sociedad. Y ganar una beca no compromete necesariamente la función artística de disentir. Sin embargo, éste optimista escenario de políticas públicas no niega su tajante origen vía decreto presidencial. Es dependiente de la caprichosa y siempre protagónica administración del gobierno.
Dicha administración caprichosa ha devenido en grandes evasiones, inconsistencias y un déficit presupuestal. Sin duda trasquilará a los programas e instituciones menos vistosos. En Tlaxcala se asoma la perdida de continuidad en el Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo de las Artes (PECDA). Cuyas reglas de operación indican que el fondo es bipartita. Pero CONACULTA no tiene para cuándo poner de su parte. Y aquí no pueden gestionar otra fuente de recurso. En la espera van a trabajar la redacción de la convocatoria.
En Tlaxcala al programa se le extraña y se le odia por su escenario: a un artista emergente o en necesidad se le presenta la oportunidad de producir un proyecto financiado. Y no dudará en solicitarlo aunque implique un calvario burocrático cobrar la beca o sea poco dinero.
Lo que resulta lamentable es que la lógica cultural pública en la que hay dos hermanos peleando, pues uno recibió más crayones. Y un padre severo que administra la
papelería, no contempla al público latente en sus discusiones ni la formación de unos nuevos. Aline Grass dice que “en el campo de la promoción y gestión cultural no es suficiente obtener (o dar) fondos, sino agregar valor a procesos culturales; desarrollar también el capital humano social y económico en una dinámica donde los públicos se apropien del gusto y " 2 sentido de los procesos culturales y participen de manera diversa como donantes; y los donantes, cada vez más, formen parte de los públicos”
Nos conviene reformular las discusiones al rededor de Jóvenes Creadores y otras convocatorias. Y poner nuestra atención en las pertinencias de los proyectos que se aprueban con respecto a la realidad social; a su efectividad para accionar discusiones en el estrato público y para crear relaciones entre pares. “Para la mayoría de la gente Bellas Artes es una estación del metro, no una necesidad. Si se ampliaran los públicos de la cultura, ellos defenderían a los artistas. Es mucho más importante que la gente esté dispuesta llenar los teatros a que se den recursos a un dramaturgo, al director y a los actores para que suban al escenario de un teatro vacío” escribe Juan Villoro.
En conclusión: para mí las becas, patrocinios y coinversiones no son "buenas o malas" en relación de quién te las concede. Su importancia no es la de procurarnos mecenas que nos patrocinen ausentemente. ¿Por que no rebasar su carácter institucional? ¿Por qué perder la oportunidad de crear públicos que nos independicen?
Suplemento cultural ARTERIA | El Sol de Tlaxcala
17 de marzo 2015
Esta semana fue publicada la convocatoria Jóvenes Creadores, uno de lo programas más solicitados y criticados del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA). Y ya se han dejado escuchar los chistes pertinentes que, como es habitual, giran en torno a la irónica relación de los artistas mexicanos con el dinero. Si bien artistas establecidos y emergentes reconocen que haber recibido el estímulo les permitió mejorar sus procesos de producción significativamente, también es cierto que muchos de ellos lo han hecho sin recibir éste u otro apoyo estatal. Aunque nunca solos.
Por ahí en internet leí que si pides una beca del FONCA/Conaculta Ya no eres Ayotzinapa. Es muy sintomático cómo algunos señalan la incoherencia de accionar proyectos
críticos si son financiados por la autoridad. Nuestra lógica de padre e hijos con el Estado traduce los fondos públicos a dinero del gobierno, a los artistas en mendigos y al público en números escuetos.
Meses antes de que Te vendiste/Tienes envidia se intercambien entre unos y otros (donde unos se sacaron la beca y otros no) me parece relevante mencionar el origen del
dinero en la transacción en cuestión, es decir, el consenso que existe en la sociedad contribuyente sobre la importancia de la animación cultural en el gasto público. En otras
palabras: al escenario cultural no le sobran oportunidades. Los recursos deben irrigarse de nuevo en la sociedad. Y ganar una beca no compromete necesariamente la función artística de disentir. Sin embargo, éste optimista escenario de políticas públicas no niega su tajante origen vía decreto presidencial. Es dependiente de la caprichosa y siempre protagónica administración del gobierno.
Dicha administración caprichosa ha devenido en grandes evasiones, inconsistencias y un déficit presupuestal. Sin duda trasquilará a los programas e instituciones menos vistosos. En Tlaxcala se asoma la perdida de continuidad en el Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo de las Artes (PECDA). Cuyas reglas de operación indican que el fondo es bipartita. Pero CONACULTA no tiene para cuándo poner de su parte. Y aquí no pueden gestionar otra fuente de recurso. En la espera van a trabajar la redacción de la convocatoria.
En Tlaxcala al programa se le extraña y se le odia por su escenario: a un artista emergente o en necesidad se le presenta la oportunidad de producir un proyecto financiado. Y no dudará en solicitarlo aunque implique un calvario burocrático cobrar la beca o sea poco dinero.
Lo que resulta lamentable es que la lógica cultural pública en la que hay dos hermanos peleando, pues uno recibió más crayones. Y un padre severo que administra la
papelería, no contempla al público latente en sus discusiones ni la formación de unos nuevos. Aline Grass dice que “en el campo de la promoción y gestión cultural no es suficiente obtener (o dar) fondos, sino agregar valor a procesos culturales; desarrollar también el capital humano social y económico en una dinámica donde los públicos se apropien del gusto y " 2 sentido de los procesos culturales y participen de manera diversa como donantes; y los donantes, cada vez más, formen parte de los públicos”
Nos conviene reformular las discusiones al rededor de Jóvenes Creadores y otras convocatorias. Y poner nuestra atención en las pertinencias de los proyectos que se aprueban con respecto a la realidad social; a su efectividad para accionar discusiones en el estrato público y para crear relaciones entre pares. “Para la mayoría de la gente Bellas Artes es una estación del metro, no una necesidad. Si se ampliaran los públicos de la cultura, ellos defenderían a los artistas. Es mucho más importante que la gente esté dispuesta llenar los teatros a que se den recursos a un dramaturgo, al director y a los actores para que suban al escenario de un teatro vacío” escribe Juan Villoro.
En conclusión: para mí las becas, patrocinios y coinversiones no son "buenas o malas" en relación de quién te las concede. Su importancia no es la de procurarnos mecenas que nos patrocinen ausentemente. ¿Por que no rebasar su carácter institucional? ¿Por qué perder la oportunidad de crear públicos que nos independicen?
Suplemento cultural ARTERIA | El Sol de Tlaxcala
17 de marzo 2015